ReInventarse. Parte 1. La intuición.

En esta tercera y tardía entrada, por una suma de factores externos llega unos días después, vamos a aprovechar las olas de calor, las cervecitas al sol y por supuesto la sombra de un buen árbol para cruzar al otro lado del espejo y observarnos desde ahí. Entre muchas cosas que me gustaría escribir, estaba en una tarde maratónica esta semana a treinta y tantos grados, café en mano con mi amiga Isa y se desencadenó una conversación muy interesante…
¿Cuantas veces hemos sentido como nuestro cuerpo se indispone ante una tarea, antes de salir a un lugar o de encontrarnos con alguna persona? Ese uff/ cuesta arriba o que “sea lo que Dios quiera” que equivocadamente creemos que está fuera de nuestro alcance, sin embargo, un atisbo de incordio crece en nuestra propia ecología?

Cuantas veces nos quedamos por comodidad en un sitio, en un trabajo, ¿en una relación (sentimental o no) esperando que la divinidad obre su efecto y un camión pase por encima quizás para liberarnos? (o no)
Entra en juego la Fe, la esperanza, la autojustificación… Nos aferramos a un clavo ardiendo a la plena convicción que las cosas van a cambiar y no digo que no, algunas veces si, sin embargo en muchas no..
La tardanza del post en parte se debe a que he decidido organizarme en todos los aspectos y eso incluye sin necesidad de mudanza a la vista en vaciar armarios, cajones, tirar papeles, deshacerme de todo aquello que no uso o quiero y puede sonar a Mari Pili o que me estoy haciendo mayor, sin embargo, no hay nada más liberador que ordenar la mente y el espacio. Es todo un ejercicio de paciencia, que lleva la consecución del mismo objetivo: elegir.

¿Y tu que eliges?

Para saber elegir, en todas las áreas de la vida el mecanismo es similar al de quedarte con algo de casa o no: habitualmente existen dos posibilidades que indican si lo quieres o no, ahí tu córtex frontal se pone en marcha y desencadena conexiones a nivel temporal para recordar, con la amígdala y el hipotálamo para encontrar la motivación a una u otra decisión, vienen los recuerdos, las asociaciones y al final la respuesta, sensata o no, dado que somos épicos auto-saboteándonos y el “por si acaso” salta adelante y de lo que vamos a deshacernos ya lo ponemos en duda… ¿Y así con una cosa, con la otra... solemos esperar a verlo muy claro para ir hacia delante... sin embargo... si lo tenemos en un cajón y ni lo usábamos no será que no lo queríamos? Nos llenamos de cosas, nos rodeamos de situaciones por formalidad, por comodidad y por gusto...  pero es realmente necesario?

Decisión.
Abre la ventana y verás que fuera las cosas no son blanco y negro, son a color. Existen  matices, algo será mas claro o más oscuro, o de color más vivo o más apagado.. Ante de la decisión vuelve y juega el córtex temporal con una cosita sutil que se llama intuición.. quizás señales, los más esotéricos quizás vean señales de mala suerte con un gato negro o una mariposa negra, en otras partes del mundo a esto se le llama malicia indígena.. o algunas veces son sutiles, un gesto, una palabra, un algo aquí no me cuadra..  en fin que cada uno interpreta esas señales.. Que están ahí… Por ejemplo cuando nos ponemos a divagar con lo que realmente queremos, que lo sabemos.. cuando anhelamos una apuesta a largo plazo con alguien que quiera querernos y que nosotros también queramos querer..

Hace muchos años ya, yo aposté por irme a Thailandia de luna de miel y rechacé un trabajo de verano por ello, sonará a tontería, sin embargo recuerdo una frase que no olvidaré “para ganar algunas cosas también hay que sacrificar otras” yo acababa de ver a mi familia de los cuales me he separado media vida, de los cuales me he perdido muchas cosas, algunas veces inclusive no he podido despedirme y se han ido para siempre.. Y fue cuando ese instinto obró. Pero no lo hizo para que me quedara, no, me dí cuenta que una de las cosas mas preciadas para mí es la familia un valor fundamental y en muchos casos innegociable. Mi familia. Era mi viaje de recién casados y mi marido tenía mucha ilusión y yo también. No quiero perderme un segundo de nuestras cosas importantes y nos fuimos de viaje. Mi instinto me decía que merecía algo mejor que quizás un contrato de verano..  Sé que me llamaron insensata, inmadura y unas cuantas cosas más, tras el viaje les puedo decir que ha sido uno de los mejores viajes de mi vida, y sostener el temporal no fue fácil, sin embargo a la vuelta me ofrecieron un mejor contrato en un hospital maravilloso con gente estupenda a los que considero actualmente mis amigos, en mi ciudad favorita, que más puedo pedir!

Y la intuición obra efecto. En las situaciones mas duras y mas difíciles. Como cuando en el hospital ves a un paciente y algo te dice que puede tener algo más.
Cuando sales a la carretera y decides tomar otro camino por que te suena que puede ser mejor..
Cuando decides no salir de fiesta ya que prefieres guardar fuerzas para el día siguiente..
Cuando no te crees los días sin IVA ya que eso que quieres quizás no lo necesites y te guardas el dinero para otra cosa.
Y así.

¿Y que pasa cuando sentimos que a pesar de las señales y de seguir al instinto nos hemos equivocado?
Vuelve a entrar en juego toda la maquinaria de relojería cerebral y es ahí donde nuestro ecosistema puede tomar dos vías: Hundirse o Reinventarse.
¿No será Levantarse?
Me gusta más Reinventarse. Cada día es una nueva posibilidad, una nueva motivación un nuevo renacer... ante la decisión más pequeña viene algo después. El tema aquí es como lo afrontamos. Con que creatividad sorteamos el temporal o no.

350 años tardaron en admitir que Galileo Galilei tenía la razón cuando afirmaba que la tierra era redonda, no plana... Y tras leerme ya saben a quien le hizo caso… no solo a la ciencia y a sus observaciones, a su convicción y a la intuición de estar en lo cierto.

Nos vemos este domingo (si, este domingo) con la parte 2. Reinventarse. Parte 2. Creatividad.